
Hey!. ¿Que tal vivís con este calor que parece venido del infierno? Que va, si en realidad me gusta el calorcillo. Pero no tanto. Es muy raro que donde vivo casi se llegue a los 40 grados, porque en verano no se suele pasar de los treinta y pocos.
Mañana me obligan a ir a la playa, yay.
¿Recordáis que os dije en una de la últimas entradas muy feliz que estaba volviendo a sacar fotos con mi cámara preciosilla réflex analógica? Pues en realidad no estaba haciendo casi nada. Veréis, el otro día le dije a mi padre que me parecía muy raro que me dejara sacar tantas fotos, y cuando el fue a abrirla a oscuras, vio que el carrete estaba roto. Viva la vida. Casi todas las fotos que pensaba que había sacado, no las saqué. Así que le dije que daba igual porque las fotos del principio del carrete, que eran las únicas que se podían salvar, eran fotos chorras de prueba.
Y así me quedé yo toda decepcionada. Después busqué sitios donde vendieran carretes y revelaran fotos, pero solo encontré uno que revelaran y no me supieron decir precio, lo que me pareció demasiado raro, y no encontré ningún sitio donde vendieran carretes. Y así estuve unos días hasta que sin esperarmelo, mi padre me compró una cámara réflex digital. Nunca pensé que llegaría a tener una.
Esa es la foto de familia de mis pequeñinas. La primera no funciona para nada, porque cuando mi padre compro la segunda, me la dio para que jugara cuando era pequeña, y así quedó sin algunas piezas. La segunda también me la dio mi padre cuando compró una digital, y funciona. Si le pones un carrete. Y la tercera es mi sadsfgysrdjgfhsyrdtfgjh pequñina. Es una Nikon D3100, y aunque no es un modelo muy nuevo, tiene muy buenas críticas. Me muero de amor cada vez que uso el modo manual. Solo uso el modo manual y a veces el A y el S, con los que solo cambias o la velocidad de obturación, o la abertura. Me parece un delito hacer solamente fotos con el modo automático con una cámara así, salvo que tengas que hacer una foto rápida y no tengas tiempo de ponerte a configurarla.
Son amor.
Ayer, bueno, hoy de madrugada acabé al fin el segundo me Memorias de Idhún, hay cosas que están guays y son interesantes, pero cuando tengo ganas de acabar un libro es que no me ha llegado mucho. Así que no sé si compraré el 3º. Sigo pensando que le falta algo de humor, o algo a demás de eso.
Hoy a ver si puedo ir a la feria del libro de mi ciudad, porque ayer fui a trabajar a la finca de mi abuelo. Él tiene abejas y es el momento de sacar la miel, así que fui a ayudar. Y cobré dinero suficiente para un libro. Ahora solo tengo que escoger cual, y eso es algo difícil.
Creo que no tengo nada más que contar. Cuando empiece a hacer fotos y tenga alguna chula, porque aún tengo que practicar, pues la subiré en alguna entrada.
Inés